¿Qué es el blanqueo de capitales?
El lavado de dinero implica tres pasos básicos para disfrazar la fuente del dinero ganado ilegalmente y hacerlo utilizable: colocación, en la que el dinero se introduce en el sistema financiero, generalmente dividiéndolo en muchos depósitos e inversiones diferentes; estratificación, en la que el dinero se baraja para crear distancia entre él y los perpetradores; e integración, en la que el dinero se devuelve a los perpetradores como ingresos legítimos o dinero «limpio».
Pitufos, mulas y conchas
Históricamente, los métodos de lavado de dinero han incluido el pitufo, o la estructuración de la banca de grandes cantidades de dinero en múltiples transacciones pequeñas, a menudo distribuidas en muchas cuentas diferentes, para evitar la detección; y el uso de cambios de moneda, transferencias electrónicas y «mulas» o contrabandistas de efectivo para mover dinero a través de las fronteras.
Otros métodos de lavado de dinero implican invertir en productos básicos móviles, como gemas y oro, que pueden trasladarse fácilmente a otras jurisdicciones; invertir y vender de forma discreta activos valiosos como bienes raíces; juego; falsificación; y la creación de empresas fantasma.
Si bien estos métodos todavía están en juego, cualquier tipo de lavado de dinero también debe incluir métodos modernos que den un nuevo giro al antiguo delito mediante el uso de Internet.
Blanqueo de capitales en la era digital
Un elemento clave del blanqueo de capitales es pasar desapercibido. El uso de Internet permite a los blanqueadores de dinero evitar fácilmente la detección. El auge de las instituciones bancarias en línea, los servicios de pago en línea anónimos, las transferencias entre pares mediante teléfonos móviles y el uso de monedas virtuales como Bitcoin han dificultado aún más la detección de transferencias ilegales de dinero.
Además, el uso de servidores proxy y software de anonimización hace que el tercer componente del lavado de dinero, la integración, sea casi imposible de detectar, ya que el dinero puede transferirse o retirarse dejando poco o ningún rastro de una dirección IP.
El dinero también se puede lavar a través de subastas y ventas en línea, sitios web de juegos de azar e incluso sitios de juegos virtuales, donde el dinero obtenido ilegalmente se convierte en moneda de juego y luego se transfiere de nuevo a dinero «limpio» real, utilizable e imposible de rastrear.
Un giro en la estafa de Internet de phishing para obtener el número de cuenta bancaria de una víctima con el pretexto de depositar una lotería ficticia o una herencia internacional implica realizar depósitos múltiples en la cuenta bancaria de la víctima con la estipulación de que una parte del dinero debe transferirse a otra cuenta (es decir, lavada).
Las leyes existentes contra el lavado de dinero (AML) tardan más en ponerse al día con este tipo de delitos cibernéticos, ya que las leyes AML existentes intentan descubrir el dinero sucio a medida que pasa por las instituciones bancarias tradicionales. Sin embargo, el ciberdelito se ha convertido en una de las principales prioridades de la Red de Ejecución de Delitos Financieros del Tesoro (FINCEN). En un memorando de junio de 2021, la agencia describió la creciente amenaza del lavado de dinero frente a las criptomonedas y los ciberataques, como el ransomware, que puede canalizar ilegalmente fondos digitales al extranjero.
La línea de fondo
El acto de esconder dinero tiene miles de años, y la naturaleza de los lavadores de dinero es tratar de pasar desapercibidos cambiando su enfoque, manteniéndose un paso por delante de la aplicación de la ley, al igual que las organizaciones gubernamentales internacionales trabajan juntas para encontrar nuevas formas de detectar ellos.