¿Qué son las agencias de calificación de bonos?
Las agencias de calificación de bonos son empresas que evalúan la solvencia crediticia tanto de los valores de deuda como de sus emisores. Estas agencias publican las calificaciones que utilizan los profesionales de la inversión para determinar la probabilidad de que se reembolse la deuda.
Conclusiones clave
- Las agencias de calificación de bonos son empresas que evalúan la solvencia crediticia tanto de los valores de deuda como de sus emisores.
- En los Estados Unidos, las tres principales agencias de calificación de bonos son Standard & Poor’s Global Ratings, Moody’s y Fitch Ratings.
- Las agencias de calificación de bonos brindan información útil a los mercados y ayudan a los inversionistas a ahorrar en costos de investigación.
- Las agencias de calificación de bonos fueron fuertemente criticadas a principios del siglo XXI por asignar calificaciones defectuosas, particularmente para valores respaldados por hipotecas.
Comprensión de las agencias de calificación de bonos
En los Estados Unidos, las tres principales agencias de calificación de bonos son Standard & Poor’s Global Ratings, Moody’s y Fitch Ratings. Cada uno utiliza un sistema de calificación único basado en letras para transmitir rápidamente a los inversores si un bono conlleva un riesgo de incumplimiento alto o bajo y si el emisor es financieramente estable. La calificación más alta de Standard & Poor’s es AAA, y un bono ya no se considera grado de inversión si cae al estado BB +. La calificación más baja, D, indica que el bono está en incumplimiento. Eso significa que el emisor no cumple con los pagos de intereses y los reembolsos del principal a sus tenedores de bonos.
En general, Moody’s asigna calificaciones crediticias de bonos de Aaa, Aa, A, Baa, Ba, B, Caa, Ca, C, con WR y NR como retiradas y no calificadas, respectivamente. Standard & Poor’s y Fitch asignan calificaciones crediticias de bonos de AAA, AA, A, BBB, BB, B, CCC, CC, C y D, y esta última indica un emisor de bonos en incumplimiento.
Las agencias califican los bonos en el momento en que se emiten. Periódicamente reevalúan los bonos y sus emisores para ver si deben cambiar las calificaciones. Las calificaciones de los bonos son importantes porque afectan las tasas de interés que las empresas y las agencias gubernamentales pagan por sus bonos emitidos.
Las tres principales agencias de calificación de bonos son empresas privadas que califican los bonos corporativos y municipales en función del grado de riesgo asociado. Venden las calificaciones para su publicación en la prensa financiera y los diarios. Otras agencias de calificación de bonos en los Estados Unidos incluyen Kroll Bond Rating Agency (KBRA), Dun & Bradstreet Corporation y Egan-Jones Ratings (EJR) Company.
Beneficios de las agencias de calificación de bonos
Aunque las agencias de calificación de bonos fueron fuertemente criticadas a principios del siglo XXI, continúan desempeñando funciones valiosas para los inversores. Una variedad de fondos cotizados en bolsa (ETF) dependen de las calificaciones de los bonos para sus compras. Por ejemplo, un ETF de bonos de grado de inversión comprará o venderá bonos según las calificaciones que reciba de las agencias de calificación de bonos. De esta manera, las agencias actúan de manera similar a los administradores de fondos encargados de invertir en valores de calidad suficiente.
Las agencias de calificación de bonos brindan información útil a los mercados. Sin embargo, no son responsables de las formas a menudo irracionales en que los inversores y los fondos responden a esa información. Incluso los fondos mutuos administrados con frecuencia tienen reglas que les obligan a vender bonos que caen por debajo de una calificación crediticia específica. Una rebaja de la calificación puede provocar una espiral descendente de ventas forzadas, creando gangas para los inversores en bonos ángel caído.
Críticas a las agencias de calificación de bonos
Desde la crisis crediticia de 2008, las agencias de calificación han sido criticadas por no identificar todos los riesgos que podrían afectar la solvencia de un valor. En particular, se les acusó de otorgar altas calificaciones crediticias a los valores respaldados por hipotecas (MBS) que resultaron ser inversiones de alto riesgo. Los inversores siguen preocupados por posibles conflictos de intereses. Los emisores de bonos pagan a las agencias por el servicio de proporcionar calificaciones y nadie quiere pagar por una calificación baja. Debido a estas y otras deficiencias, las calificaciones no deben ser el único factor en el que los inversores deben confiar al evaluar el riesgo de una inversión en bonos en particular.
Las agencias de calificación de bonos son empresas privadas con sus propias agendas, no organizaciones independientes sin fines de lucro que trabajan para inversionistas.
Por otro lado, las agencias de calificación de bonos también han sido criticadas por causar pérdidas financieras al hacer dudosas rebajas de calificación. Lo más famoso es que S&P rebajó la calificación crediticia del gobierno federal de EE. UU. De AAA a AA + durante la crisis del techo de deuda de 2011. De hecho, la Reserva Federal siempre puede imprimir más dinero para pagar intereses. Además, el gobierno de EE. UU. No mostró signos de incumplimiento durante la década siguiente. No obstante, los precios de las acciones experimentaron una corrección significativa en 2011. Algunas empresas inocentes terminaron pagando intereses más altos por sus deudas. Sin embargo, el mercado mostró su falta de confianza en la rebaja de S&P al elevar los precios de los bonos del Tesoro de Estados Unidos.
La forma relativamente discreta en que las agencias califican los bonos también generalmente hace que la volatilidad del mercado sea innecesariamente alta. El caso más extremo ocurre cuando las agencias rebajan la deuda de una nación de grado de inversión a estado basura. Por ejemplo, la rebaja de S&P de la deuda nacional de Grecia a basura en 2010 contribuyó a la crisis de la deuda soberana europea. Un sistema más continuo daría a los mercados más tiempo para adaptarse. Calificar la deuda en una escala de 0 a 1,000 y actualizar las calificaciones con mayor frecuencia podría evitar que las caídas se conviertan en desastres.